La Comunidad de Sant’Egidio de Hungría ha recibido la visita de Marco Gnavi y otros amigos de Roma, una oportunidad pare reflexionar sobre cómo reforzar el trabajo de solidaridad mientras en Pécs y en Budapest acogen y ayudan a los primeros refugiados de Ucrania.
Los refugiados gitanos de lengua húngara, que hace tiempo que viven en Ucrania y a los que conocen bien las comunidades de Kiev e Ivano-Frankivsk, han podido salir de Transcarpacia y llegar a Budapest, donde son acogidos. Lo ha hecho posible la amistad que no se ha interrumpido con la guerra y que empieza en la Escuela de la Paz de Ucrania, en la que han crecido muchos de ellos.
En el palacio de deportes BOK, donde las autoridades húngaras prestan la primera ayuda, la Comunidad consuela, informa y ayuda a encontrar alojamiento. En dos pequeñas tiendas hacen la oración con las familias gitanas, una oración bilingüe. Lugares espirituales que revelan historias de dolor y que consuelan.
En Kamaraerdő, en las afueras de Budapest, los Jóvenes por la Paz han invitado a sus compañeros de la escuela a ayudar en actividades educativas para los niños de ocho familias que han llegado a Ucrania. En Monor una familia aloja a otras dos familias que provienen de Chernihiv, y que llegaron al inicio del conflicto, mientras esperan el visado para ir al Reino Unido. El ayuntamiento de Monor, pequeña ciudad cercana a Budapest, ha dispuesto un centro para la acogida provisional de treinta refugiados que quieren proseguir su viaje hacia países de Europa occidental. Veintisiete refugiados de Kiev y Odessa han sido acogidos gracias a la ayuda de la Comunidad.