En Guinea los voluntarios del proyecto DREAM ayudan a los presos de la cárcel de Dubréka

Artículo de Repubblica.it

 

Detenidos de una cárcel de Guinea (Repubblica)

En Guinea los voluntarios del proyecto DREAM ayudan a los  presos de la cárcel de Dubréka

Las mujeres y los hombres de la Comunidad de Sant’Egidio llevan alimentos y música a los presos que viven en condiciones de desesperación. Su programa cura y previene el sida y frena la malnutrición

Han acabado los días del Eid al-Adha, la fiesta del sacrificio, una de las más importantes que celebran los musulmanes para demostrar su fidelidad y devoción a Dios. En Guinea, antigua colonia francesa del África occidental, un grupo de voluntarios del proyecto DREAM de la Comunidad de Sant’Egidio de Barcelona lleva alimentos y música a las cárceles de Dubréka, a 50 kilómetros de la capital del país, Conakry, donde los presos viven en condiciones precarias. El programa sanitario DREAM está en funcionamiento en Guinea desde 2006 y tiene por objetivo curar y prevenir el sida, luchar contra la malnutrición y garantizar el derecho a la salud. "La fiesta ha sido una ocasión para llevar ayuda a personas que de otro modo caerían en el olvido", dice Raquel Sancho, maestra de una escuela de Barcelona que es miembro del proyecto de asistencia sanitaria desde 2004.

Ayuda alimentaria, jabón, dentífrico. En las celdas de Dubréka la luz es tenue, falta el aire y la comida es escasa. Los 170 detenidos reciben un plato de arroz para todo el día. "Cuando vives en estas condiciones, la visita de alguien te recuerda que existes, que eres una persona." Raquel ha emprendido el viaje de retorno a Barcelona y explica que el sonido de los tambores y un plato de arroz con pollo y salsa picante devolvió la vida a aquellas personas. Las ayudas alimentarias, el jabón, el dentífrico y los medicamentos que llevaron los activistas mejoran las condiciones de vida de los detenidos que se hacinan en pequeñas celdas, donde las enfermedades se difunden con rapidez.

Siguen encarcelados tras haber cumplido condena. Entre los detenidos no es difícil encontrar a alguien que ya ha cumplido condena pero a causa de un sistema judicial que no funciona todavía sigue esperando sentencia: «Este año hemos liberado a tres detenidos tras haber repasado el registro de los casos», explica Raquel. Los activistas del programa DREAM van cada semana a la cárcel y se convierten así en el único contacto posible entre los detenidos y sus seres queridos. «La farmacia de la cárcel está vacía y si no hay alguien que te dé los medicamentos no es fácil sobrevivir. Nosotros intentamos ayudarles, informar a las familias sobre la salud de sus parientes y sobre lo que necesitan», explica.

No todos tienen acceso al sistema sanitario, que es privado y sufre aún más presión con la emergencia de covid-19. Los cuatro centros de la Comunidad de Sant’Egidio ayudan a más de 4000 pacientes gratuitamente y llegan incluso a la periferia más extrema, como la cárcel de Dubréka. Y cuando Raquel y los demás voluntarios no están en Guinea, son las activistas locales las que se ocupan de los detenidos, de los pacientes de las clínicas y de las familias más frágiles. "La formación es una parte fundamental de nuestro proyecto. Cuando empiezan el tratamiento contra el sida algunos pacientes deciden estudiar para ser enfermeros o ayudarnos en los centros", explica la responsable del programa, Cristina Cannelli. Aunque en el país la incidencia de la enfermedad no es muy elevada, alrededor del 1,7%, eso no significa que no mueran y que no haya que luchar contra el estigma que rodea a las personas enfermas. Por eso es básico el testimonio de personas que viven con sida. "En los últimos años hemos logrado que unos trescientos niños nazcan sanos de madres seropositivas. Es un gran éxito para nosotros", declara Cannelli.

Natasha Caragnano

Artículo original en Repubblica.it

[Traducción de la redacción]