El 22 de abril de cada año se celebra el Día internacional de la Tierra. El tema de este año, "Restaurar nuestra tierra", recuerda la necesidad de actuar de manera concreta y compartida para frenar las graves consecuencias del uso desenfrenado de los recursos y de los desequilibrios ecológicos que comporta.
Por eso Sant'Egidio alerta sobre la situación de Malaui, uno de los países más pobres del mundo, con más del 70% de la población por debajo del umbral de pobreza; el 20,7% sufre carencias alimentarias y el 37% de los niños menores de cinco años sufren malnutrición crónica (fuente PNUD 2019).
En un país con una economía básicamente agrícola, el sustento de la población está íntimamente ligado a los recursos naturales. Por eso el impacto de los cambios climáticos y la explotación de bosques y selvas para la obtención de madera combustible hacen que Malaui sea altamente vulnerable y que sufra frecuentes crisis alimentarias.
El planteamiento holístico del programa DREAM de Sant’Egidio, que tiene entre sus principales objetivos luchar contra la malnutrición, ha suscitado un trabajo consistente para "restaurar nuestra tierra" y salvarla del mal uso de los recursos naturales y para promover iniciativas ecosostenibles, mejores prácticas que susciten y amplíen una cultura ecológica que podría dar a Malaui una mayor estabilidad.
Por eso los 10 centros DREAM de Malaui, 2 de los cuales disponen de un laboratorio de biología molecular anexo, han sido diseñados para tener un impacto medioambiental cero, y disponen de instalaciones de energía solar, que les permiten ser autónomos energéticamente. En un país donde la falta de energía eléctrica es endémica, eso constituye una primera garantía de eficiencia, además de un ejemplo virtuoso de uso responsable del medio ambiente.
En la misma línea van los "huertos comunitarios" cuyos protagonistas y beneficiarios son las personas con VIH del programa DREAM que, con la ayuda de expertos en agricultura, recuperan las producciones tradicionales y aprenden nuevas técnicas de cultivo. De ese modo se revaloriza la biodiversidad con el cultivo de fruta y verdura locales como alternativa a los cultivos intensivos de maíz, permitiendo así hacer frente a la vulnerabilidad alimentaria asociada al cambio climático.
Tras el primer "huerto comunitario" del Centro nutricional "Juan Pablo II" impulsado por Sant’Egidio en colaboración con Slow Food en 2017, una primera solución concreta y sostenible, en la zona de Machinjiri, para hacer frente a la emergencia del hambre y a los problemas económicos de los habitantes de la zona, ha dado comienzo el proyecto G.R.A.S.S., que tiene por objetivo desarrollar resiliencia ante la inseguridad alimentaria y ha permitido crear huertos comunitarios en varias localidades del país.
En los últimos meses una amplia zona de Malaui, sobre todo en el territorio de East Bank, se ha visto afectado por una grave sequía y la falta de alimentos está asumiendo dimensiones dramáticas. Ante esta emergencia hemos actuado para responder a las necesidades más urgentes repartiendo alimentos y otros productos entre la población.