La Comunidad de Sant’Egidio recuerda con gratitud y amistad al cardenal Edward Cassidy, que murió el 10 de abril tras una larga vida al servicio de la Iglesia y del diálogo

La Comunidad de Sant’Egidio recuerda con gratitud y amistad al cardenal  Edward Cassidy, que murió en Newcastle (Australia) la vigilia del domingo de la Misericordia, tras una larga vida al servicio de la Iglesia.

Conocimos bien y pudimos apreciar su intensa actividad de diálogo en varios campos, desde la diplomacia hasta el ecumenismo, siempre vivido con simplicidad y con positividad, teniendo siempre en mente una urgente unidad entre las Iglesias cristianas. Como Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (entre 1989 y 2001), el cardenal participó varias veces en los Encuentros de Oración por la Paz impulsados por Sant’Egidio en el espíritu de Asís, con aportaciones importantes para el crecimiento del diálogo entre cristianos y entre las religiones.

Cassidy estaba convencido del papel insustituible que pueden tener los creyentes para la humanidad, como dijo en 1995 en Florencia: "Si los creyentes son  capaces de vivir según lo que revela su religión, entonces  el mundo será mejor. De ese modo –seguía– se puede generar un cambio concreto en la historia. Alrededor de la solidaridad con los últimos las religiones pueden encontrar un terreno de encuentro real".

Las palabras que pronunció sobre el diálogo ecuménico en 1998 en Bucarest, en ocasión del Encuentro internacional de Oración por la paz entre las religiones mundiales, sobre cómo las Iglesias cristianas podrían acelerar el camino hacia la unidad son una síntesis de su pensamiento y de su trabajo de diálogo: "Dejemos a un lado las cuestiones doctrinales, que deberán ser superadas a su tiempo. Hace falta cambiar de mentalidad. Para los cristianos no basta simplemente ser tolerantes unos con otros. Como hermanos y hermanas en el único Señor, no tenemos que tolerarnos sino más bien amarnos uno a otro. Estamos llamados a ocuparnos unos de otros".