Como señal concreta de solidaridad con los más pobres, la Academia Católica de Múnich ha invitado a su precioso parque a los amigos que van al comedor de Sant’Egidio.
También han participado en la fiesta y en la comida algunos ancianos, que llevan meses sin salir de sus casas y finalmente han podido gozar de compañía.
Muchos voluntarios que se han unido a la Comunidad durante los meses de confinamiento han colaborado sirviendo la comida y han conocido finalmente en persona a los ancianos que conocían solo por teléfono.
La belleza de estar juntos tras un largo tiempo de aislamiento demuestra lo importante que es que nadie quede solo cuando sufre necesidad.