La pandemia ha puesto de manifiesto un problema global: el del aislamiento de los ancianos y sus gravísimas consecuencias en términos de salud y pérdida de vidas humanas.
La Comunidad de Sant'Egidio de todo el mundo lleva años al lado de los ancianos. No ha aceptado el aislamiento y siempre ha buscado alternativas a la institucionalización.
Por eso cuando llegó la pandemia, las Comunidades se movilizaron de los modos más variados y creativos para romper el aislamiento debido –esta vez– a la prevención del contagio.
En Santiago de Cuba, con la mochila a cuestas, los Jóvenes por la Paz han ido a los barrios de la periferia de la ciudad para visitar a los ancianos, primeras víctimas de un "factor colateral" de la epidemia: la escasez de alimentos, que está afectando sobre todo a las franjas más débiles, que no pueden salir de casa.
Todos han recibido productos alimentarios, jabón y mascarillas, bienes preciosos hoy en Cuba. Las caras de felicidad y las palabras de bendición de los ancianos han sido para los Jóvenes por la Paz un verdadero testimonio de resurrección.
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