"Cada día en Honduras muere de manera violenta un menor de 18 años. Para un país que no está en guerra, es un dato alarmante". Así lo afirmó Henrietta H. Fore, directora general de Unicef, tras una reciente misión en Honduras.
"A pesar de los esfuerzos para reducir la violencia y proteger a los ciudadanos más jóvenes –continúa–, Honduras sigue siendo un lugar peligroso para muchos niños y jóvenes. Las bandas atemorizan los barrios de todo el país proponiendo a los jóvenes una decisión imposible: entrar a formar parte de la banda o morir".
En Honduras más de medio millón de niños en edad de educación secundaria no va a la escuela, 1 de cada 2 en los primeros cursos y 2 de cada 3 en los cursos superiores. Abandonar la escuela es muchas veces el único camino que tienen los jóvenes de huir de las amenazas, de las intimidaciones y del reclutamiento forzado en las bandas, especialmente en el trayecto de ida o vuelta de la escuela, en las zonas controladas por las bandas.
La combinación de violencia, pobreza y falta de oportunidades de educación está llevando a miles de niños y familias a abandonar sus casas. Sin acceso a protección y a itinerarios seguros de emigración, la mayoría se ve obligada a emprender caminos peligrosos donde corren el peligro de sufrir violencia, explotación y abusos.
Estos días reanudan sus actividades las Escuelas de la Paz de Sant’Egidio de Villa Nueva y del Mercado Belén de Tegucigalpa. Es una primera respuesta a esta situación de violencia y de abandono de los menores hondureños. La Escuela de la Paz se presenta como una respuesta a esta situación dramática, como un espacio libre que da a los menores de las periferias más violentas la posibilidad de vivir una alternativa concreta y recibir una educación a la paz.