Esta mañana, el papa Francisco, antes de salir hacia los Emiratos Árabes donde participará en un encuentro interreligioso, se ha reunido en la Casa de Santa Marta con un grupo de unas diez personas de varios países de Oriente Medio (algunas mujeres de Yemen, una familia de Marruecos y una pareja de Irán, cristianos y musulmanes) que han sido acogidos por la Limosnería Apostólica y por la Comunidad de Sant’Egidio.
Durante el encuentro, de tono muy familiar, el Papa ha querido saludar a todos personalmente y ha insistido en el valor de la integración que hace la Comunidad desde la primera acogida. Ha hablado largamente con las jóvenes yemeníes, que han llegado a Italia con los corredores humanitarios. Ellas se lo han agradecido y le han prometido que en el próximo encuentro hablarán en italiano. Les ha dicho: "Continúen comunicando con su sonrisa y conserven siempre esta alegría".
Poco después, al finalizar el Ángelus, ha puesto la atención en la situación de Yemen: ha hecho un sentido llamamiento "a las partes involucradas y a la comunidad internacional para favorecer con urgencia la observancia de los acuerdos alcanzados, garantizar la distribución de alimentos y trabajan por el bien de la población. Invito a todos a orar por nuestros hermanos del Yemen".