Cuando se construyen puentes y se vive la alegría de recorrerlos, se descubre que el otro es mi amigo. Solo los puentes permiten encontrar y expresar lo que hace florecer la vida y la ilumina con tantos colores: la amistad” Esta frase, pronunciada por Matteo Zuppi, Arzobispo de Bolonia, en el pasado encuentro Puentes de Paz se escuchó y vivió de nuevo en la ciudad de Manresa durante la celebración de la inauguración del curso de la Escuela de Cultura y Lengua de la Comunidad de Sant’Egidio.
Cada uno de los presentes pudo construir uno de estos puentes, como el que testimonió Ismail al hablar de su amistad con Juan e Ignacia, unos ancianos a los que acompaña con su amistad y servicio. También Graciela, refugiada hondureña, habló de construir puentes con los refugiados sirianos que acaban de llegar a Andorra con los Corredores Humanitarios, a los que acogió tal y como a ella le hubiera gustado ser acogida: “Me hubiera gustado tanto tener esta acogida para mí pero estoy contenta de poder ayudar ahora yo a darla a amigos que llegan.
Devolver el afecto y el cariño recibido ayudando a quién es anciano o refugiado es el modo en que los amigos de Gente de Paz pueden construir puentes en cada ciudad, o como dijo María, refugiada siriana, “la manera de encontrar una familia que nos ha tratado como hermanos”.