En el pueblo viejo de Belchite, cerca de Zaragoza, todavía se pueden reconocer las heridas de la Guerra Civil española. En la batalla e Belchite (1937) murieron 6000 personas y el pueblo redujo su población a la mitad.
Con motivo del Encuentro Nacional de Jóvenes por la paz realizado en Zaragoza, jóvenes llegados de Barcelona y Madrid han hecho un peregrinaje a este pueblecito para recordar y testimoniar con su amistad el camino de la paz. “Recordando el pasado –han dicho- nos hacemos responsables del presente que vivimos. No queremos que crezcan las semillas del odio, la intolerancia o el racismo que a menudo germinan en nuestra sociedad y en el mundo".
En la iglesia de San Martin, bombardeada durante la guerra, tuvo lugar una emotiva ceremonia. Diana, una joven de Alepo que vive en Barcelona dijo en su testimonio: “Estas ruinas cuentan una historia de dolor, evocan el desanimo, el miedo y la falta de esperanza…. Estas ruinas también son las de la ciudad de mis abuelos en Antioquia, Turquía, destruida en la Primera Guerra Mundial. Son las ruinas de Alepo, mi ciudad, las ruinas de Homs también en Siria o la de muchas otras ciudades del mundo".
Al final del acto cada uno deposito una flor en el la tierra de la iglesia derruida por los bombardeos. El odio y la violencia convierten la tierra en un desierto de solidaridad y fraternidad. “Que nuestra amistad sea como una flor, frágil i bonita, que hace nuestro mundo mejor. Que todos juntos hagamos de nuestras ciudades un jardín de paz y solidaridad“.