Caminando por las calles de Beira (Mozambique), se pueden ver a ancianos que piden limosna o que revuelven la basura en busca de algo que les ayude a vivir. Algunos de ellos han sido abandonados por sus familias por motivos económicos, otros incluso son acusados de brujería por su longevidad, algo considerado extraño en un país donde muchos mueren jóvenes a causa del sida.
Desde hace muchos años la Comunidad de Sant'Egidio está al lado de los ancianos más pobres de Beira, ayudándoles en sus necesidades: alimento, salud, casa y otras. En este tiempo ha nacido una amistad que ha unido cada vez más a los jóvenes de la Comunidad con los ancianos.
Recientemente ha llegado una ayuda gracias al proyecto de la Cooperación Italiana en colaboración con Sant'Egidio "Ayuda nutricional a la población vulnerable de Sofala”. Con este proyecto los ancianos con más problemas han podido recibir una sustancial ayuda alimentaria para varios meses.
Los ancianos beneficiados, unos 250, reciben cada mes arroz, legumbres, azúcar, aceite y otros productos de primera necesidad.
"Ahora ya no paso hambre como antes", dijo Annette, una anciana del barrio popular de Munhava, que añadió: “ahora que como también puedo tomar los medicamentos que me ha recetado el médico”.
Algunos ancianos están tan débiles que no pueden ni siquiera ir a la sede de Sant'Egidio a recoger la ayuda. Por eso los Jóvenes por la Paz salen por la ciudad a buscar entre las chabolas a aquellos que están más enfermos, para llevarles la comida que necesitan. Con el paso del tiempo, para estos ancianos los jóvenes ya no son solo voluntarios que les llevan comida, sino "nietos nuevos" con los que pueden hablar, pasar el tiempo y sentirse nuevamente como en familia.