Hoy ha terminado con la liturgia celebrada por el papa Francisco el Jubileo de los enfermos y de las personas discapacitadas. Del 10 al 12 de junio miles de personas han participado en las peregrinaciones a las puertas santas y en los encuentros de catequesis, entre los que está el encuentro del sábado por la mañana que lleva por título: "Y tú comerás siempre a mi mesa" (2 S 9,1-13). Introdujo el encuentro, en el que estaba presente una delegación de Los Amigos, el movimiento de personas discapacitadas de la Comunidad de Sant'Egidio, monseñor Matteo Zuppi, que explicó el sentido de estos días: "En estos días hemos aprendido aún más que el Evangelio es para todos. Todavía no lo pensamos todos, pero es así".
En el encuentro habló también Adriana Ciciliani del movimiento de Los Amigos, que explicó su historia, el apoyo de los amigos de Sant'Egidio, la alegría de contraer matrimonio con Fabrizio, también discapacitado, y el trabajo que los discapacitados hacen por la paz: "Hemos orado mucho para que nadie más muera por la guerra. A nosotros nos gusta la paz y oramos siempre por Siria. Este año de la Misericordia podemos dar mucho a quien necesita más que nosotros, porque tenemos de todo y más aún".
El encuentro se celebró en presencia del Papa, que habló del error de quien piensa que los discapacitados no entienden: “Cada uno de nosotros tiene una manera distinta de conocer las cosas, uno conoce de una manera, otro, de otra. Pero todos pueden conocer a Dios".
Al finalizar regalaron al papa Francisco una obra hecha por Mariana Caprioletti, una artista discapacitada de los Talleres de arte de la Comunidad de Sant'Egidio. Mariana a menudo re-escribe imágenes conocidas o famosas de la historia del arte y las transforma según su peculiar modo de dibujar y componer. En esta ocasión ha reinterpretado la Crucifixión Blanca de Chagall, rodeando la imagen de Jesús –que originalmente está acompañada de representaciones de las persecuciones de los judíos de la Europa centro-oriental– con escenas de refugiados sirios e iraquíes que huyen hacia Europa. A los pies de la cruz, como signo de esperanza, ha representado a las tres familias que el papa Francisco trajo consigo en el vuelo de retorno de la isla de Lesbos con la colaboración de la Comunidad de Sant'Egidio.