Kitgum, un centro del norte de Uganda, a pocos kilómetros de la frontera con Sudán del Sur fue una zona muy afectada por la violencia durante la guerra civil. Durante años, además de los miles de muertos, la zona quedó aislada del mundo.
Las heridas de la guerra todavía son muchas, pero hay una generación que nació tras la guerra que nunca la ha vivido. Entre esos jóvenes ha nacido una comunidad de Jóvenes por la Paz de Sant'Egidio.
Son jóvenes que, en aquel rincón de África, siembran como pueden los gérmenes de una vida pacífica, sobre todo con las visitas al lugar donde el peso de la violencia del pasado es más fuerte: la cárcel.
Los jóvenes van regularmente a visitar a los presos de la cárcel de Kitgum. Muchos son de su misma edad o bien son madres con hijos. Para mejorar sus condiciones de vida, reparten alimentos y jabón.
Pero no solo eso: la presencia de los jóvenes de Sant'Egidio es también un factor de cultura y de humanización. Así, el sábado 12 de marzo, los Jóvenes por la Paz invitaron a los presos a orar por la paz en todo el mundo. "Sentí que mi corazón se llenaba del Espíritu Santo cuando encendí la vela por la paz en Siria. Nunca había pensado que rezaría por la paz en otro país", dijo un joven detenido. Y una joven madre afirmó: "Yo nunca he perdonado, pero a partir de hoy quiero aprender a perdonar y quiero pedir que me perdonen". Pero fueron las palabras de K., las que mostraron a los jóvenes de Sant'Egidio el camino a seguir: "Continuad viniendo a hablarnos del Evangelio".