“La esperanza escasea”, la desesperación intenta superarnos, “pero no tiene futuro”, explica Justin Welby, arzobispo de Canterbury, en la asamblea inaugural de “Imaginar la paz”.
Welby recuerda algunos conflictos abiertos. Ucrania: “Las potencias occidentales, acertadamente, han ayudado a Ucrania. Durante mis visitas a Kiev y Odessa vi el agotamiento, la valentía y la resiliencia de los ucranianos”. Y también Oriente Medio: “El inmenso horror del 7 de octubre del año pasado suscitó una profunda simpatía por el Estado de Israel, pero también dio pie a una renovada oleada de antisemitismo y de islamofobia en Europa”. Frente “a los que piden el exterminio de los judíos, y no solo en Israel, y el de los palestinos en Gaza, nosotros gritamos a Dios contra dichos pecados y horrores. La única característica común es la muerte de inocentes y el aumento del miedo, de la inseguridad y del odio”.
Frente a la guerra, las Naciones Unidas han calculado que hay 56 conflictos abiertos en el mundo. ¿La oración puede pararlos? “En la oración demostramos que existen una esperanza y una luz eternas que ninguna oscuridad puede vencer”
“En segundo lugar, la oración nos pone en sintonía con la voluntad de Dios”. Por último, “la oración inspira la imaginación, una imaginación capaz de afrontar nuestra inclinación humana a crear caos y destrucción en la ordenada creación de Dios”.