Los Jóvenes por la Paz de varias ciudades del noreste de Italia (Padua, Treviso, Parma, Bolonia, Trieste, Trento y Mestre) se reunieron en Trieste para llevar solidaridad a los migrantes que llegan a través de la ruta balcánica. Participaron en la iniciativa más de cien personas que viven en condiciones precarias, en edificios abandonados de la periferia de Trieste, las zonas del Porto Vecchio y del campo de Camposacro.
Durante algunos días se organizaron “las comidas de la amistad” en la sede de Sant’Egidio, donde se ofrecía no solo comida caliente, sino también momentos de encuentro, diálogo y fiesta. Para los migrantes del campo de Camposacro se puso en funcionamiento una escuela de italiano, fundamental para fomentar la integración.
La mayoría de los migrantes son muy jóvenes y provienen sobre todo de países de Asia y de Oriente Medio: Bangladés, Pakistán, Afganistán, Siria e Irak. El encuentro con los jóvenes, muchos de los cuales eran de la misma edad que los Jóvenes por la Paz, animó a muchos a explicar el largo y peligroso viaje que les ha llevado hasta Italia, animados por la esperanza de un futuro tranquilo, de un trabajo digno, de paz. Estos días son una primera experiencia positiva: sentirse acogidos ha hecho que muchos de ellos se sintieran finalmente a salvo.
