Kiev, como toda Ucrania, ha vivido la tercera Pascua en guerra. Las alarmas antiaéreas son una constante en el día a día. Los bombardeos nocturnos no han dejado de afectar a la ciudad gravemente en los últimos meses.
Los jóvenes y los adultos de la Comunidad de Sant’Egidio comparten los problemas y el sufrimiento de toda la población de la capital. Desde los primeros momentos de guerra, su respuesta a esta situación ha sido la solidaridad. Se ve activamente en los centros humanitarios para desplazados, que ya son tres en Kiev, con la reapertura de la sede de los Jóvenes por la Paz, alcanzada por un misil en marzo de 2022. Cada mes unas 800 personas encuentran allí ayuda y alguien que les escucha. En paralelo, sigue la ayuda concreta a las personas sin hogar y a los ancianos pobres de la ciudad, así como a los niños desplazados de las zonas de guerra en las Escuelas de la Paz.
De la solidaridad nacen, incluso en este panorama de destrucción, sueños para el futuro y signos de esperanza. También en Kiev en guerra. Uno de ellos fue la apertura en las últimas semanas de una casa para las personas sin hogar en el centro de la ciudad gracias a la ayuda de USAID. Es un lugar hermoso, luminoso y familiar que da cobijo a cuatro hombres que están unidos a la Comunidad de Sant’Egidio por una amistad que en algunos casos tiene ya años y que nació en la calle. Se ha hecho así realidad el sueño de dar una casa a quien vive la dureza de la calle en los extremos inviernos ucranianos, que se hace más difícil si cabe en medio de la guerra. Es un signo de esperanza: incluso en una ciudad en guerra se puede abrir un espacio de humanidad y de paz y se puede pensar en un futuro en el que haya espacio para todos, empezando por los más necesitados.
En estas circunstancias difíciles, la ayuda de todos es más esencial que nunca. Sant’Egidio apela a la generosidad de todos para mantener estas iniciativas. Toda ayuda puede ser significativa en la vida de quien ha sufrido mucho por la guerra.
