Barcelona es, a pesar de la pandemia, uno de los destinos turísticos más populares de Europa. El patrimonio cultural de la ciudad y sus alrededores es inmenso. Pero a menudo es el privilegio de unos pocos, y no es siempre accesible para quienes viven en condiciones de extrema pobreza, quienes no tienen casa y viven en la calle.
Para eso está el #santegidiosummer: para incluir a los excluidos, también a través de la reapropiación de los lugares artísticos, de la cultura, de la historia de la ciudad en la que se vive.
En estos días, Sant'Egidio organiza visitas para los más vulnerables - ancianos, personas sin hogar o personas con discapacidad - a lugares significativos como la Sagrada Familia, la montaña de Montserrat o el castillo de Montjuic, por nombrar los más conocidos.
En Montserrat, a 50 km de Barcelona, hay un monasterio benedictino dedicado a María muy visitado. Ahora ha sido un destino de peregrinación para personas sin techo, amigos de la calle, que frecuentan la Casa de la Solidaridad de la Comunidad de Sant'Egidio en Barcelona, un centro en el corazón de la ciudad que proporciona alimentos y ayudas de forma aún más intensa en la emergencia actual.
"Gente de paz" visitó el Castillo de Montjuic, una fortificación cerca del puerto, en una zona donde se encuentran lugares de interés antiguos y modernos. Es una oportunidad para conocer la historia y cultura de la ciudad, especialmente para este grupo por definición "internacional", formado por personas que vienen de diferentes partes del mundo y que, con la Comunidad, tienen acceso a un camino de inclusión.
El #santegidiosummer expresa la necesidad de estar juntos en amistad, de superar las distancias debidas a las desigualdades, a través de compartir la vida, que también se nutre de las bellezas artísticas y naturales de la ciudad y su entorno. La transmisión de la cultura se convierte en un regalo, una clave para acoger a quien queda en los márgenes solo por ser extranjero o pobre.