Por invitación de la Comunidad de Sant’Egidio, durante dos semanas más de 50 jóvenes de Berlín han dado tiempo, paciencia, ideas, amistad y cariño a los niños refugiados o con problemas sociales de los barrios de Neukölln y Hohenschönhausen y han visto el gran entusiasmo de los niños de las Escuelas de la Paz.
Estos días hemos constatado el gran vacío que dejó el cierre de las escuelas y hemos comprendido claramente la desventaja que acumulan estos niños durante el periodo del covid-19: muchos no tenían acceso a los deberes en casa, a la escuela a distancia, a internet, ni un ordenador ni una impresora disponibles y sobre todo nadie que les pudiera ayudar a hacer los deberes. ¿Cómo estudiar con muchos hermanos en una habitación y sin una mesa? Algunos de los niños refugiados han dicho: "He olvidado el alemán".
Los Jóvenes por la Paz han considerado esta injusticia como una oportunidad para organizar una Summer School y para dar, con todas las cautelas debidas, una respuesta creativa a las necesidades de los niños. Los jóvenes han creado el material escolar que faltaba. Han abordado temas de actualidad como el racismo, la ecología y la educación sanitaria. Jugando, los niños han aprendido cómo prevenir el contagio, y lo han hecho respetando siempre las medidas de seguridad.
Cada niño tenía a un joven a su lado. La escuela de verano les ha permitido cumplir sus sueños: formar parte de un mundo lleno de relaciones, de amistades y de perspectivas de futuro. Ahora todos esperan que la Escuela de la Paz empiece después de las vacaciones.