Desde mediados de julio de 2019 y durante el mes de agosto, grupos de estudiantes universitarios del movimiento de los Jóvenes por la Paz de Barcelona, Nápoles, Génova, Pavia, Roma y Novara han acompañado el trabajo de las activistas del Programa BRAVO! para inscribir en el registro civil a los niños de las ciudades de Maputo, Beira y Nampula (Mozambique).
“Ayúdame a existir. Aquí la inscripción en el registro es gratuita". Así reza el cartel de BRAVO! de la oficina de registro civil que se ha inaugurado recientemente en el hospital General de Mavalane, en el distrito periférico de Maputo.
La oficina está estratégicamente situada a la salida de la maternidad y forma parte de uno de los tres centros (junto al hospital central de Maputo y al hospital General de Polana Caniço) en los que BRAVO! está presente para asegurar que los niños son inscritos en el registro civil en el momento de nacer.
Han sido días intensos, en los que han pasado mucho tiempo hablando con los padres de los recién nacidos, en las pediatrías donde están ingresados los niños enfermos, en los pasillos donde las familias esperan la visita médica y también por las calles y los mercados. La sensibilización es uno de los pilares del trabajo de BRAVO! para informar y animar a las familias a inscribir a sus hijos en el registro civil.
Bravo! ha hecho muchas inscripciones en Mozambique. Hasta la actualidad son ya más de 300 mil personas, las que se han inscrito en el registro civil.
En Nampula el trabajo que se ha realizado ha consistido en informatizar las actas de nacimiento. Se trata de un trabajo muy importante porque a menudo las copias en papel se pierden o desaparecen a causa de las fuertes lluvias, lo que hace imposible solicitar el certificado de nacimiento.
En Beira, tras el ciclón Idai, el programa BRAVO! ha ido cada día a los pueblos más alejados de la periferia de la ciudad para inscribir en el registro civil a todos: hombres, mujeres, niños y ancianos, y ayudar así a todos los que habían perdido sus documentos durante el ciclón.
El #santegidiosummer ha sido un constante buscar, hablar, escuchar y encontrar respuestas. Impresiona la historia de D. y V., dos niños de 10 y 11 años que no pueden caminar y a los que sus abuelas tenían que cargar a cuestas para ir al hospital. Los activistas les han procurado dos sillas de ruedas, un regalo muy útil.
Se han hecho muchas fiestas en maternidades y pueblos, que han sido ocasiones para hablar de la importancia de inscribir a los niños en el registro civil. Como L., de 57 años, que vive en Nampula y que nunca ha tenido un documento de identidad, pero "nunca es demasiado tarde", como dicen las activistas, que han visto la alegría en su cara al ver finalmente que su nombre constaba oficialmente en un documento.
Todo puede cambiar y todos pueden tener un nombre y una historia.
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