También en el infierno de una cárcel africana pasar la Puerta Santa puede desencadenar la misericordia: los detenidos visitan a otros detenidos, sobre todo enfermos y ancianos. La Comunidad de Sant’Egidio, con frecuentes visitas y ayudas concretas, está presente desde hace tiempo en la cárcel de Duala, la capital económica de Camerún, donde la superpoblación (más de 3 mil prisioneros en centros construidos para acoger a mil) obliga a muchos detenidos a dormir en el suelo, al aire libre, con consecuencias imaginables para su salud.
Este año en la cárcel, donde muchos todavía esperan juicio y donde se «acomodan» también un grupo de condenados a muerte, el acontecimiento más importante ha sido el paso de la Puerta Santa, una puerta ideada por Sant’Egidio y construida con madera y cartón por artesanos locales. Ha sido un acontecimiento tan importante que han recibido una carta de felicitaciones escrita, que el papa Francisco envió al arzobispo de la ciudad, monseñor Samule Kleda, que la leyó a los detenidos. Escribió el Papa: "qué hermosa, su iniciativa de pasar por una Puerta móvil del Jubileo, fabricada con cartón, ¡para ir hacia Él! El material es humilde pero la iniciativa es noble".
Pasar la Puerta Santa ha desencadenado un milagro de solidaridad. Desde aquel momento un gran número de detenidos, que ya se reunían para orar y se preocupaban de quien estaba más necesitado en la cárcel, empezó a visitar, con el permiso del director, la sección de enfermos y la sección en la que están recluidos algunos ancianos. De ese modo demostraban, en este Año Santo, que incluso en condiciones de vida extremas puede vencer la misericordia.