"Sant'Egidio ha desempeñado un papel importante en la vida política de mi país", ha declarado el presidente de la República de Togo, en su reunión con Andrea Riccardi, Marco Impagliazzo y algunos responsables de la Comunidad. La visita a Sant'Egidio ha sido como "volver a los orígenes" para Faure Gnassingbé, que dio las gracias a la Comunidad por la amistad que demostró hacia aquel país del África occidental en sus años más difíciles.
El presidente destacó que precisamente el "método de Sant'Egidio", que se basa en el encuentro directo entre las partes –buscando lo que une y dejando a un lado lo que divide– logró ofrecer soluciones concretas a la crisis que protagonizaron entre 2004 y 2005 el Gobierno y las fuerzas de la oposición: "Sant'Egidio tiene un método discreto que se basa en la amistad y que es capaz, con el tiempo, de acercar a quien, por muchos motivos, está aparentemente lejos pero forma parte de la misma familia, del mismo país".
"Optar por el encuentro y por el diálogo nunca es fácil, pero hoy miramos a aquel país con gran esperanza", ha dicho Andrea Riccardi, recordando que el reciente Acuerdo de Sede, que firmaron la República de Togo y la Comunidad, es un "reconocimiento del trabajo a favor de los pobres y de la paz". Sant'Egidio está en Togo desde el año 2000, en varias ciudades del país, empezando por la capital, Lomé. Lleva a cabo campañas contra la violencia y contra el fenómeno de los linchamientos en escuelas y universidades. En las periferias impulsa las Escuelas de la Paz, trabaja para integrar a los niños de la calle y por la inclusión social de los ancianos que viven en condiciones de marginalidad.