Inaugurado, este domingo, el encuentro internacional organizado por la Comunidad de Sant'Egidio. Entre los discursos de la reunión inaugural figuran los del presidente italiano Sergio Mattarella, el jefe de Estado francés Emmanuel Macron y el cardenal Matteo Zuppi. El martes 25 de octubre, el Papa acudirá al Coliseo para rezar por la paz
La oración es la fuerza de la paz". Estas palabras, pronunciadas por el Papa Francisco en el Ángelus, resonaron en la jornada inaugural del encuentro internacional de oración por la paz de las religiones del mundo organizado por la Comunidad de Sant'Egidio en Roma. El Papa, como recordó el mismo Pontífice, acudirá el martes 25 de octubre al Coliseo "para rezar por la paz en Ucrania y en el mundo, junto con los representantes de las Iglesias y Comunidades cristianas y de las religiones del mundo". Es una de las citas más importantes de este evento centrado en el tema "El grito de la paz" inaugurado, ayer en la tarde, en el Centro de Convenciones "La Nuvola".
En el espíritu de Asís
Han pasado 36 años desde la oración por la paz convocada por Juan Pablo II en Asís. "La paz", dijo el Papa Wojtyła el 17 de octubre de 1986, "es una obra abierta a todos" y es "una responsabilidad universal". En esta época marcada por múltiples conflictos, incluido el de Ucrania, la obra de la paz necesita tejedores de diálogo, constructores de puentes de reconciliación. Representantes de las grandes religiones del mundo, personalidades del mundo de la cultura, de la sociedad civil y de la política participan en el evento que se prolongará hasta el 25 de octubre. Todos juntos en Roma para hablar de la paz.
Mirando más allá
El encuentro fue moderado por Kieboom Hilde, vicepresidente de la Comunidad de Sant'Egidio: el evento de este año, dijo, tiene un profundo significado si miramos a Europa, donde se ha abierto "la herida de la guerra en Ucrania", y al mundo sacudido por dramáticos conflictos.
"El Grito por la Paz" se abrió con el discurso de Andrea Riccardi, fundador del movimiento internacional nacido en 1968, tres años después de la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II. Este evento -dijo- "no es un laboratorio a puertas cerradas" sino una ventana "frente a los escenarios del mundo" y frente a la guerra. Aun así, añadió, "no vemos una salida": este mundo global, en el que la carrera armamentística no cesa, favorece que los conflictos "se hagan eternos como en Siria", donde los jóvenes sólo han visto tiempos de guerra. Pero también son días de oración. La oración es "hermana del grito de dolor".
Al repasar la historia del encuentro internacional de oración por la paz, Andrea Riccardi destacó que "Asís fue una visión inspiradora", un mensaje que preparó el camino de la globalización en un destino común, pero en la diversidad. "El diálogo - añadió - crece en la amistad, en la oración. Precisamente la escucha y el diálogo son las estructuras fundamentales de las religiones: el diálogo con Dios, con los textos sagrados, con los hombres y las mujeres. Atrás queda "la generación de la Segunda Guerra Mundial y la Shoah en un mundo fácil de olvidar". Lo que se necesita es "una visión de paz frente a los pensamientos cansados y resignados". La esperanza, observó finalmente Riccardi, comienza "con el rechazo de una lectura preconcebida del presente: debemos mirar más allá". Cuando las mentes y los corazones se abren, "nacen formas de responder al grito de paz".
La paz necesita valor
El encuentro internacional de oración por la paz continuó con un discurso del Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella. "El reto es siempre el mismo: lograr con perseverancia caminos de paz, mediante un compromiso colectivo de la comunidad internacional que valore el diálogo, las negociaciones, el uso de la diplomacia en lugar de las armas". "Es un trabajo agotador, que requiere cuidado y paciencia, porque la paz sólo es tal si trae consigo el antídoto contra el estallido de nuevas guerras, si es sostenible en el tiempo y ampliamente compartida". Es un compromiso que invoca la contribución de cada individuo para que "el grito de la paz" se extienda con una fuerza siempre nueva. Por eso estamos hoy aquí, en tantos, de tantas partes del mundo".
"La paz - dijo el presidente italiano - es un proceso, no un momento de la historia: necesita valor, determinación, voluntad política y el compromiso de los individuos. La labor de las religiones y de sus líderes en este sentido es fundamental, partiendo del recordatorio de que "hombres y mujeres son hijos del mismo cielo". "La paz no puede lograrse exaltando la guerra y la voluntad de poder. Porque la paz es integral o no existe".
El mandatario italiano agregó que “más que nunca, en este momento, necesitamos un multilateralismo eficaz. En este empeño común, junto a las instituciones internacionales y los Estados, la contribución de todas las expresiones de la sociedad es cada vez más importante". “En Ucrania como en cualquier otro lugar, tenemos que volver a tejer los hilos de la humanidad”, dijo, porque no podemos resignarnos "al tormento de las guerras interminables". “La desafortunada guerra emprendida por Rusia -subrayó finalmente Mattarella- representa un desafío directo a los valores de la paz, pone al pueblo ucraniano en grave peligro cada día, afecta al pueblo ruso y genera consecuencias dramáticas para el mundo entero. Esa agresión perturba las normas, los principios y los valores de la vida internacional".
[ Amedeo Lomonaco ]