Castells pide un "revuelta moral" para cambiar atención sanitaria a ancianos

El ministro de Universidades, Manuel Castells, ha firmado un manifiesto de la Comunidad de San Egidio en el que se pide "desatar una revuelta moral para que cambie la dirección en la atención sanitaria a los ancianos y para que éstos jamás sean considerados un peso, o aún peor, inútiles".

El manifiesto, que también firman el expresidente Felipe González, el expresidente italiano Romano Prodi, el ex primer ministro belga Mark Eyskens y el filósofo Jürgen Habermans, entre otras personalidades, lleva por título "sin ancianos no hay futuro" y, según sus promotores, quiere ser un llamamiento internacional "para rehumanizar nuestras sociedades contra una sanidad selectiva".

 
 

El manifiesto, traducido a varios idiomas y difundido este miércoles por la Comunidad de San Egidio, una asociación pública de laicos que se caracteriza por promover encuentros internacionales de oración por la paz con carácter ecuménico, expresa su preocupación por la atención sanitaria que han recibido los ancianos durante estos días de crisis del coronavirus tras "el elevado número de ancianos que han fallecido en estos meses".

"Durante la pandemia de la covid-19, los ancianos están en peligro en muchos países europeos. Las dramáticas cifras de muertos en residencias hacen estremecer", reza el manifiesto, que pide "revisar muchas cosas en los sistemas sanitarios públicos y en las buenas prácticas necesarias para llegar a todos y curarlos con eficacia, y para superar la institucionalización".

"Nos preocupan las tristes historias de mortaldades de ancianos en residencias. Se está abriendo paso la idea de que se pueden sacrificar sus vidas en beneficio de otras. El papa Francisco lo define como cultura del descarte: privar a los ancianos del derecho a ser considerados personas relegándolos a ser solo un número y, en algunos casos, ni siquiera eso", añade el manifiesto.

Según los firmantes, "en muchos países, ante la necesidad de atención sanitaria está surgiendo un modelo peligroso que fomenta una sanidad selectiva que considera residual la vida de los ancianos. Así, su mayor vulnerabilidad, su avanzada edad y el hecho de que pueden ser portadores de otras patologías justificarían una forma de 'elección' a favor de los más jóvenes y de los más sanos".

"Resignarse a una solución de este tipo es humana y jurídicamente inaceptable. Lo es no solo según una visión religiosa de la vida sino también según la lógica de los derechos humanos y de la deontología médica", añade el manifiesto.

"La tesis de que una menor esperanza de vida comporta una reducción legal del valor de dicha vida -abunda- es, desde un punto de vista jurídico, una barbaridad. Que eso se produzca a través de una imposición (del Estado o de las autoridades sanitarias) ajena a la voluntad de la persona representa un intolerable atropello añadido de los derechos de la persona".

La declaración defiende que los ancianos son "fundamentales en la trama social de la solidad entre generaciones. No podemos dejar morir a la generación que luchó contra las dictaduras, que trabajó por la reconstrucción después de la guerra y que edificó Europa".

Por eso, ven necesario "reafirmar con fuerza los principios de igualdad de tratamiento y de derecho universal a la asistencia sanitaria conquistados en los últimos siglos. Es el momento de dedicar todos los recursos que sean necesarios para proteger el mayor número de vidas posible y para humanizar el acceso a la atención sanitaria para todos".

Entre los firmantes del manifiesto también figuran Irina Bokova, ex directora general de la UNESCO, el alemán Hans Gert Pöttering, expresidente del Parlamento europeo, y Stefania Giannini, directora general adjunta de la UNESCO.


[ Redacción ]