En Pakistán se está preparando un nuevo corredor humanitario para los refugiados afganos

Mientras espera que despegue el primer corredor humanitario para los afganos, una delegación de Sant'Egidio está en Lahore e Islamabad para reunirse, junto con las comunidades de Pakistán, con jóvenes y familias  que han huido de Afganistán. 

«Han sido días de encuentros intensos con muchos refugiados que la Comunidad conoció a través de terceros y con los que hemos mantenido el contacto a distancia en estos últimos meses, desde la caída de Kabul hasta la llegada a los países vecinos. Todos esperan que se abra el corredor humanitario.

Desde noviembre pasado, las familias seleccionadas para el primer viaje se reúnen cada tarde para aprender italiano en línea con la profesora de la escuela de idiomas y cultura de Roma. ¡Algunos nos dieron la bienvenida en italiano! El trabajo de la escuela da esperanza y fuerza para avanzar en un momento de gran angustia y, a menudo, de desesperación.

A Pakistán llegan refugiados de diferentes grupos étnicos que comparten el hambre, la injusticia y  la violencia continua. Hay hazaras, tayikos y también pastunes que se oponen al régimen actual. También huyen de la guerra que ya está en marcha entre los talibanes y los milicianos de Estado Islámico-Jorasán que recientemente ha provocado numerosas muertes.

Sin embargo, la vida de los refugiados afganos en Pakistán no es fácil. Hay muchos: 1,4 millones de solicitantes de asilo contabilizados el ACNUR, muchos más de los que realmente residen allí. Solo desde agosto, trescientos mil han cruzado la frontera desde Afganistán.

Además de los encuentros institucionales para desbloquear el primer vuelo de los corredores, fuimos con la Comunidad de Islamabad al lugar donde hacen el servicio con los refugiados. Es un grupo de afganos que llevan años viviendo en Pakistán, sin identidad ni derechos: sus hijos, nacidos allí, nunca han ido a la escuela. También se les unen refugiados sirios que piden limosna en la calle.

Familias enteras se reúnen todas las noches en un barrio marginal cerca del puesto de un vendedor de kebab, en una ciudad moderna y blindada, solo para esperar recibir comida. Antes de que llegaran los amigos de Sant'Egidio, algunos les tiraban pan desde las ventanillas de los coches, pero desde que la Comunidad empezó a repartir la cena, la situación ha cambiado: las personas reciben comida con dignidad. El «estilo» de Sant'Egidio ha demostrado que es posible ayudar de una manera más humana. En breve inscribirán a los niños a la escuela. Es un servicio importante  porque los refugiados afganos de generaciones anteriores y los actuales no son bien tolerados.
También para la nueva generación de refugiados que recientemente huyeron de Afganistán empezará pronto un programa de apoyo para el período de tránsito en Pakistán, a la espera de la salida. En el barrio cristiano donde hace la escuela de la paz, los niños afganos podrán asistir a la Escuela de la Paz y los padres recibirán paquetes de alimentos.