Pocos días antes de Navidad un tifón devastó la parte meridional de las Filipinas, provocó decenas de víctimas y casi 50.000 desplazados. También se vio afectada la ciudad de Cebú –conocida por ser el lugar desde el que empezó la evangelización de las Filipinas– y la casa de algunos amigos de la Comunidad perdió el tejado.
Los días después de la Navidad, gracias a la solidaridad de la Comunidad de Manila, una delegación de Sant’Egidio de Cebú fue a las zonas más devastadas, entre los desplazados, y les llevó alimentos, regalos y fiesta.
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