En México, una carpa-ambulatorio para enfermos a causa de la indiferencia, los más pobres de la pandemia

Un artículo de “Avvenire”, de 4 de noviembre de 2020

 

“Vivo en la calle. Desempleado desde febrero, me quedé sin hogar debido a la pandemia”. Jegels Gómez, de 45 años, trabajaba como camarero en un restaurante italiano antes de la llegada de la Covid. Gracias a esta carpa-ambulatorio ambulante, la semana que viene podrá arreglarse dos dientes que le duelen desde hace un mes. Igual que Jegels, muchos han sido despedidos debido a la pandemia y no pueden permitirse el lujo de ser visitados médicamente ni tratados. En México, si no tienes seguro o no eres empleado de alguna empresa que ofrece servicios médicos, tienes que pagar todo, visitas y medicinas. Jesús, como otros, al no poder pagar más el alquiler, también perdió su casa. Gracias a agrupaciones y asociaciones parroquiales como la Comunidad de Sant'Egidio, la ayuda puede llegar a los pobres de la megalópolis. Las actividades asistenciales de Sant'Egidio se han multiplicado en los últimos meses: los voluntarios han duplicado las cenas para los pobres dos días a la semana, se ha creado un programa extraescolar con lecciones a distancia para niños y una vez a la semana se instala una carpa que funciona como Clínica ambulatoria para visitar entre 80 y 100 personas que no pueden pagar un médico. César Cérdenas, responsable de la Comunidad de Sant'Egidio en México, acomoda las sillas de plástico para los pacientes respetando la distancia adecuada, mientras se forma la larga fila en la acera.

 

“México, según datos oficiales, tiene más de 52 millones de pobres, que representan el 41,9% de la población, y más de la mitad de sus habitantes no tienen ningún tipo de protección social - explica -. Tras la pandemia, que provocó más de 933.000 casos de Covid y más de 92.000 muertes, el Consejo Nacional de Desarrollo Social (Coneval) pronosticó un aumento de la pobreza: otros 10 millones de mexicanos podrían caer en la miseria”. En una carpa en la Glorieta de los Insurgentes, entre las plazas más grandes y emblemáticas de la capital, los pacientes son distribuidos de forma escalonada por una secretaria y luego visitados por 3 médicos. “¿Las dolencias más comunes? Insuficiencia venosa, cardiopatías y diabetes, pero hay otro problema además de la Covid: la indiferencia”, explica la Dra. Mariana Monroy.

 

En Ciudad de México, los voluntarios antes de la pandemia distribuían 1.000 almuerzos. Solo en la sede de la histórica colonia de Roma se preparaban 500 raciones. Ahora se entregan 6.000 comidas al mes, se distribuyen 15.000 mascarillas en diferentes puntos de la capital y se ofrecen 1.200 consultas, mientras que a ojos de la política todo sigue “bajo control”, como sigue repitiendo el presidente Andrés Manuel López Obrador.