Terror en el norte de Mozambique. Un joven de Sant'Egidio, Antonio, entre las víctimas inocentes de Mocímboa da Praia.

La Comunidad, unida en la oración para que vuelva pronto la paz

El norte de Mozambique sigue siendo escenario de violentas incursiones que esparcen terror y provocan víctimas
El pasado sábado se produjo el último ataque violento en Mocímboa da Praia, que llevaba días en el punto de mira de los terroristas, que saquearon, asesinaron, asaltaron y quemaron casas.

Durante el último feroz ataque, fue brutalmente asesinado António, un hermano de la Comunidad de Sant’Egidio de Mocímboa.
António tenía 25 años y era padre de dos niñosA pesar de haber obtenido el diploma escolar superior seguía trabajando como vendedor ambulante. Participaba en la vida de la Comunidad y en la Escuela de la Paz desde 2013. Su esposa y sus hijos pudieron salvarse, pero a António lo detuvieron mientras intentaba huir. 

Mocímboa es una de las ciudades más importantes de la región de Cabo Delgado, a 70 km al sur de la zona de los grandes proyectos gasísticos. Sus habitantes son mayoritariamente pescadores y agricultores. Está en la ruta que seguían a pie los refugiados que huían del Cuerno de África y de la región de los Grandes Lagos para llegar a Sudáfrica. En 2011 fueron precisamente los amigos de la Comunidad de Mocímboa, quienes se percataron del paso de muchos etíopes exhaustos  por los  largos y difíciles viajes que hacían a pie. Ahora aquella pequeña ciudad, que acogió a los refugiados, está abandonada y destruida a causa de los ataques terroristas que empezaron en octubre de 2017.
Con los pocos bienes recuperados y que se salvaron del saqueo, la población está intentando huir como sea, por mar o por tierra, para  para llegar a zonas más seguras. Muchos se hacinan en centros o en campos improvisados en los alrededores de  Pemba (capital de la región) o en otras regiones del norte. Muchos de los supervivientes permanecieron ocultos en el bosque durante varios días sin agua ni alimentos. 
Se calcula que hasta hoy los ataques han provocado más de 1000 muertos y más de 200.000 refugiados.

 

La Comunidad, en Roma y en todo el mundo, siente un gran dolor y se une en la oración, en las liturgias del domingo, por António y por todas las víctimas inocentes de esta inaudita violencia para que vuelva pronto la paz a Mozambique.