Coronavirus, regularizar trabajadores/as domésticos, babysitter y cuidadores/as. Así es como se ayuda a las familias (y a las arcas del Estado). La propuesta de Andrea Riccardi en el Corriere de la Sera

Coronavirus, regularizar trabajadores/as domésticos, babysitter y cuidadores/as. Así es como se ayuda a las familias (y a las arcas del Estado).

por Andrea Riccardi en el Corriere della Sera.

 

La revitalización del país requiere no reanudar los debates en forma teatral y gritada como los condujimos hasta la crisis del coronavirus. El tema de los extranjeros irregulares que viven en Italia ha vuelto a hacerse evidente en las últimas semanas. Con razón el mundo de la agricultura ha planteado el problema de los trabajadores temporeros, que en esta cosecha faltarán, y la necesidad de reemplazarlos. Gran parte de los extranjeros podrían ser útiles para este propósito, con regularización. El problema, de esta manera, está bien resuelto. Sin embargo, no está claro por qué hay otros flancos de la misma problemática que permanecen en la sombra: la situación de trabajadores/as domésticos, babysitter y cuidadores/as.

Hay alrededor de 250.000 personas, casi todas mujeres de Europa del Este, de fuera de la UE o América Latina, dedicadas a servicios a la persona o la familia. Nunca han podido regularizar su situación, porque no ha habido posibilidad de hacerlo desde 2012, desde el gobierno de Monti. Sin embargo, con su servicio, responden a una necesidad vital de la sociedad italiana.


Integración satisfactoria

Proporcionar los papeles solo a los trabajadores agrícolas (hecho en sí mismo útil y justo) sería injusto. Injusto para las personas olvidadas. Injusto para la familia italiana. La masacre de ancianos en residencias con Covid-19 está haciendo valorar más el hogar como un lugar de vida y protección para los ancianos. ¿Cómo hacerlo sin la ayuda adecuada? El sistema del cuidador en casa (más de 450.000 personas regularizadas) es un invento brillante de la familia italiana para apoyar a los frágiles. Es un acto de integración satisfactoria, porque se gestiona desde el entorno doméstico. No facilitar esta figura a los ancianos y discapacitados sería un grave error. Y ya está pasando. De hecho, muchos de los que están en situación irregular ya no prestan más servicios por miedo a los controles, entre otros motivos.

La regularización de estos trabajadores daría aliento a la familia que está bajo mucho estrés después de largas semanas de aislamiento. Sería de gran ayuda para la fase de recuperación del trabajo y la vida social que, por razones obvias, será más compleja ahora. Las babysitter son vitales, teniendo en cuenta que las escuelas están cerradas. Al igual que las trabajadoras domésticas cuando las actividad laboral ordinaria empiece de nuevo. Si fuera posible la contratación regular de tales trabajadores, aparecerían muchos, revelando pues una demanda real.

 

La reconstrucción

La crisis del Covid-19 ha revelado hasta qué punto la sociedad italiana se ha empobrecido de redes y ayudas, y cuánto necesita una renovada sensibilidad social y humana. Sería un error no tener esto en cuenta, claramente para no empezar a vivir y hacer política como lo hicimos ayer. Un nuevo ímpetu en un espíritu de "reconstrucción" hoy es posible si las personas se sienten serenas, apoyadas en su entorno familiar. Además, es justo para estas personas trabajadoras, en gran parte ya integradas, incluso si son irregulares. Discriminarlas acerca de la regularización en comparación con otras categorías muestra poca sensibilidad hacia los intereses de la familia, los niños y los ancianos.

En estas semanas de aislamiento, los italianos han vivido de una forma nueva el entorno familiar y las necesidades de la vida cotidiana. La humanidad y la cultura de los italianos han cambiado un poco. Ahora no se involucran tanto en el mensaje miedoso que grita contra la “invasión” de los extranjeros. ¿Qué invasión, cuando las fronteras están cerradas?

Hacer emerger el discurso sumergido de los/las trabajadores/as indocumentados no declarados responde a una necesidad de seguridad, también sanitaria, y representa una ventaja para el Estado que, al regularizar a 300.000 personas, recaudaría, además, mil millones y medio de euros.

 

 

(Traducción a cargo de la redacción)

Artículo original en italiano: https://bit.ly/2XWEXE2