Estas semanas se está poniendo de manifiesto una de las consecuencias dramáticas de la pandemia: el aumento de la pobreza.
Se trata de un fenómeno amplio, que en los centros de Sant’Egidio vemos cada día más. Se han multiplicado las peticiones de ayuda que, cada vez con más frecuencia, son peticiones de alimentos.
En las sedes de la Comunidad, tanto de Roma como de muchas otras ciudades del mundo, se organizan repartos de paquetes de productos para las personas que los necesitan: ancianos, personas sin hogar, y también familias que de repente se han quedado sin la posibilidad de proveerse de lo que necesitan.
Un gran trabajo, que es posible solo gracias a la solidaridad de muchos que ayudan con donativos y con las "compras solidarias": recogidas de alimentos en los mercados, en los supermercados, en los bloques de pisos, que demuestran una generosidad difusa y la idea de que, como nos recordó el papa Francisco, "estamos todos en la misma barca". Porque para responder a esta crisis, hace falta la ayuda de todos.
PARA QUIEN QUIERE AYUDAR
