Miles de personas participan en la marcha hasta San Pedro. El Papa anima a las "Escuelas de la Paz" de la Comunidad: “Continúen”

Ha habido testimonios de jóvenes y refugiados provenientes de países en guerra. Impagliazzo: "Siempre hay que defender la paz porque es el futuro de este mundo".

La pequeña Elena Romeo ha dicho a todos con voz fuerte: "Las nuevas generaciones pueden hacer y harán mucho por la paz y por el medio ambiente. Porque el mundo, tal como es, no nos gusta". Ella, con 11 años, ha abierto la manifestación "Paz en todas las tierras" organizada por la Comunidad de Sant’Egidio, por la que esta mañana han desfilado miles de personas: jóvenes, adultos y ancianos, italianos y "nuevos italianos" integrados en el país, desde Castel Sant'Angelo hasta San Pedro para escuchar el Ángelus del Papa y mostrar su apoyo al mensaje del pontífice en esta 53 Jornada Mundial de la Paz.

El Papa ha transmitido un afectuoso saludo a los participantes en la marcha, recordando que se han producido manifestaciones de este tipo no solo en Roma sino en "numerosas ciudades del mundo". Luego, sin leer su discurso, ha añadido: "También tienen una 'escuela de la paz'. Continúen", en referencia a las Escuelas de la Paz de Sant'Egidio, lugares donde, en muchas ciudades de todos los continentes, la Comunidad ayuda a los menores de las periferias no solo en su aprendizaje escolar sino también a crecer en la no violencia, en el respeto de las diferencias y en la defensa del medio ambiente.

Antes de empezar la marcha, y después de escuchar a Elena, ha hablado Abdul Razak, de 28 años, somalí, con una historia dolorosa a sus espaldas. Nació cuando su país llevaba ya dos años en guerra. Y aquella guerra todavía no ha terminado, como pudimos comprobar dolorosamente con el atentado de hace unos días en Mogadiscio, que provocó casi cien muertos. Cuando tenía 14 años emprendió un viaje que tenía que ser su salvación pero que quedó atrapado en el infierno de Libia durante años entre centros de detención y de tortura primero, y en manos de traficantes de personas después. Finalmente, en julio de 2017, llegó a Italia: "Hoy hablo seis lenguas y domino muchos oficios. Dos palabras me han acompañado y me han ayudado a no rendirme: la esperanza y la paz. Lo que más me ha sorprendido de Italia es que puedes pasear tranquilamente sin peligro de que nadie te agreda. Recibí la ayuda de Sant’Egidio, pero ahora con la Comunidad he empezado a ayudar a los demás, a los necesitados".

Al final, el presidente de Sant’Egidio, Marco Impagliazzo, destacó la importancia de una movilización importante, no solo por el número, sino también por la presencia de todas las generaciones: "Es un pueblo que junto empieza el año tras la estela de la paz" y que está dispuesto a defenderla en un mundo lleno de contraposiciones: "Siempre hay que defender la paz, porque de lo contrario es pisoteada por los poderosos. No estamos destinados a vivir en una cultura del enfrentamiento. La paz es el futuro. Estamos aquí también en nombre de quien sufre por las guerras de esta mundo: tenemos que escuchar su sed de paz. Cada uno de nosotros puede hacer mucho. Que la década que empieza sea una década de paz".

Los nombres de los países en guerra, que desfilan hasta la plaza de San Pedro, como Siria, Afganistán o Somalia, recuerdan el trabajo –mucho– que queda por hacer. Pero una gran pancarta, bien visible bajo la ventana del Papa, reza: "Todo puede cambiar".


Vídeo de la Marcha "Paz en todas las tierras" de 2020 de Roma