El amor por Notre-Dame va más allá del amor por el arte: la Iglesia está en la historia. Andrea Riccardi escribe en el Corriere della Sera

El incendio de Notre-Dame de París ha sido una desgracia que ha afectado a todos, franceses y no franceses. A pesar de que los "especialistas" hayan explicado que buena parte del monumento se reconstruyera el siglo XIX tras las destrucciones revolucionarias, la gente percibe la catedral como un bloque con novecientos años de historia. Y no solo historia (cuyos fastos y destrucciones han sido evocados nuevamente estos días), sino también fe. No hay que olvidar que, cuando estalló el incendio, había dos mil personas en la iglesia celebrando una de las habituales misas diarias. Lo que sorprendía a quien entraba en la catedral, hasta anteayer, era el ordenado entramado que había bajo las bóvedas entre los fieles y los turistas –más de doce millones al año– que la convierten en el monumento más visitado de París. (Continúa leyendo el Corriere della Sera)

Foto Corriere della Sera