Sant’Egidio cumple hoy 51 años. El sábado se celebrará en Roma junto a todos los amigos pobres y de la paz

Como conclusión de todos los actos que ha habido durante el 50 aniversario, el sábado 9 de febrero la Comunidad de Sant’Egidio se reúne en una misa solemne en San Juan de Letrán que estará presidida por el cardenal vicario Angelo De Donatis.

Participará en ella el "pueblo de Sant'Egidio”, gente de todas las edades, de todos los barrios de la Capital, junto a los pobres que también forma parte de ella, muchos amigos que siguen su camino, representantes de las instituciones, del mundo de la política, de las Iglesias cristianas y de las demás religiones. Después de la liturgia habrá una fiesta con todos los presentes: ancianos con problemas, de los que Sant’Egidio se preocupa especialmente, personas sin hogar, que este invierno –en el que solo en Roma han muerto 12 personas que vivían en la calle– han sufrido enormemente, personas con discapacidad, muchas de las cuales siguen itinerarios artísticos y laborales, inmigrantes que viven desde hace años la experiencia de la integración en el tejido civil italiano, muchas personas que han llegado con los corredores humanitarios y algunas mujeres víctimas del tráfico de personas, a las que Sant’Egidio ha acompañado a reincorporarse a la vida social.

Un pueblo en el que se confunde el que ayuda y el que es ayudado, porque todo el mundo puede hacer algo gratuitamente por los demás, y que hoy vive, con más intensidad, la necesidad de trabajar por la paz, tan amenazada en muchas partes del mundo.

La historia la empezó el 7 de febrero de 1968 en Roma Andrea Riccardi con un pequeño grupo de estudiantes de secundaria que querían cambiar el mundo. Hoy Sant’Egidio está presente en todos los continentes, con más de 60 mil personas de todas las edades y extracciones sociales, y ha celebrado este año su cincuenta aniversario mirando al futuro y al trabajo que espera en un mundo globalizado pero cada vez más carente de referentes. El papa Francisco, que rebautizó a Sant'Egidio como "la Comunidad de las 3 P" (oración, pobres y paz), en su visita del pasado marzo a Santa María de Trastevere para celebrar el cincuenta aniversario, le confió una misión: "Es la misión de recoser pacientemente el tejido humano de las periferias, que la violencia y el empobrecimiento han roto; de comunicar el Evangelio a través de la amistad personal; de demostrar que una vida se hace realmente humana cuando es vivida junto a los más pobres; de crear una sociedad en la que nadie siga siendo extranjero. Es la misión de superar las fronteras y los muros para reunir".

Con un nombre que tomaron en los años setenta del lugar donde habían encontrado estabilidad, la iglesia y el monasterio de Sant'Egidio, en pleno corazón de Trastévere, empezó una aventura que ha llevado a la Comunidad a las periferias humanas y existenciales de los distintos continentes, desde el trabajo entre los pobres de todo tipo (personas sin hogar, ancianos solos, niños de la calle en África y en América Latina, menores que crecen en las Escuelas de la Paz) hasta los programas de tratamiento del sida y de inscripción en el registro civil (con los proyectos DREAM y BRAVO), desde el diálogo interreligioso según el “espíritu de Asís” hasta el trabajo por la paz en varios países del mundo, y especialmente en África, tras la que se alcanzó el 4 de octubre de 1992 en Mozambique, punto final de una guerra civil que había provocado un millón de muertos.

Hoy continúa el gran desafío para construir un mundo más humano a muchos niveles, como la amistad con quien no tiene un hogar, para vencer el aislamiento social, o los corredores humanitarios para salvar vidas humanas y favorecer la integración, solo por poner algunos ejemplos.

La de Roma –una fiesta abierta a todos los amigos de la Comunidad y a los representantes de las instituciones– no es más que la primera de muchas más que viviremos en los más de 70 países en los que está presente Sant'Egidio, desde Europa hasta África, desde Asia hasta América Latina.
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