Migrantes: seguir salvando vidas humanas, redistribución en los países de la Unión Europea y vías de entrada regular

Frente al caso del barco Aquarius, retenido en el Mediterráneo con 629 refugiados a bordo, Italia debe mantenerse firme a los principios de humanidad que forman parte de su tradición, empezando por el deber de salvar las vidas humanas que estén en peligro, tal como ha hecho en los últimos años ante una de las mayores tragedias de este inicio de milenio: la muerte en el mar y en el desierto africano de miles de personas, entre las que hay muchos niños, que huyen del sur del mundo hacia Europa.
La Comunidad de Sant’Egidio pide que se siga salvando y, al mismo tiempo, invita a los países de la Unión Europea a asumir su responsabilidad: los barcos, como el Aquarius, pueden atracar en los puertos italianos o en otros puertos del Mediterráneo, pero los distintos Estados europeos, no solo Italia o Grecia, deberían compartir la acogida haciéndose cargo, cada uno, de una cuota de refugiados. 

La redistribución inmediata de quien pide asilo –como ya se ha probado– aliviaría la carga sobre nuestro país y facilitaría la integración que, hay que recordarlo, es el mayor desafío que vive actualmente Europa con la inmigración. 
Actuaciones más incisivas y de largo alcance en los países de origen de los emigrantes ayudarían a hacer frente al fenómeno en su raíz junto a la reapertura de vías de entrada regular por motivos de trabajo, teniendo en cuenta el actual descenso demográfico que vive Europa e Italia.