Visita el pessebre de Santa Maria de Trastevere: al voltant de Jesús que neix, un poble de pobres recupera l'esperança

Extracte de la carta "Admirabile signum" del papa Francesc sobre el significat i el valor del pessebre

Al pessebre de la Basílica de Santa Maria de Trastevere tothom té un lloc en l'alegre anunci del naixement de Jesús, que neix pobre. Les figures representen aquell poble amb el qual la Comunitat de Sant’Egidio comparteix el Nadal i els dies de l'any, als carrers i a les cases, a les perifèries del món. És un món ple de detalls i d'esperances: un presoner veu l'escena des de la cel·la, un artista pinta un paisatge des de la cadira de rodes, una persona sense llar rep la vista de molts amics.

La carta Admirabile signum del papa Francesc sobre el significat i sobre el valor del pessebre explica que aquesta tradició representa una "revolució de la tendresa" que ens demana a tots que compartim i no excloem.


De la carta apostòlica Admirabile signum

"Tenemos la costumbre de poner en nuestros belenes muchas figuras simbólicas, sobre todo, las de mendigos y de gente que no conocen otra abundancia que la del corazón. Ellos también están cerca del Niño Jesús por derecho propio, sin que nadie pueda echarlos o alejarlos de una cuna tan improvisada que los pobres a su alrededor no desentonan en absoluto. De hecho, los pobres son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros.

Los pobres y los sencillos en el Nacimiento recuerdan que Dios se hace hombre para aquellos que más sienten la necesidad de su amor y piden su cercanía. Jesús, «manso y humilde de corazón» (Mt 11,29), nació pobre, llevó una vida sencilla para enseñarnos a comprender lo esencial y a vivir de ello. Desde el belén emerge claramente el mensaje de que no podemos dejarnos engañar por la riqueza y por tantas propuestas efímeras de felicidad. El palacio de Herodes está al fondo, cerrado, sordo al anuncio de alegría. Al nacer en el pesebre, Dios mismo inicia la única revolución verdadera que da esperanza y dignidad a los desheredados, a los marginados: la revolución del amor, la revolución de la ternura. Desde el belén, Jesús proclama, con manso poder, la llamada a compartir con los últimos el camino hacia un mundo más humano y fraterno, donde nadie sea excluido ni marginado.

Con frecuencia a los niños —¡pero también a los adultos!— les encanta añadir otras figuras al belén que parecen no tener relación alguna con los relatos evangélicos. Y, sin embargo, esta imaginación pretende expresar que en este nuevo mundo inaugurado por Jesús hay espacio para todo lo que es humano y para toda criatura. Del pastor al herrero, del panadero a los músicos, de las mujeres que llevan jarras de agua a los niños que juegan..., todo esto representa la santidad cotidiana, la alegría de hacer de manera extraordinaria las cosas de todos los días, cuando Jesús comparte con nosotros su vida divina".


Text complet de la carta apostòlica Admirabile signum del papa Francesc