ORACIÓN CADA DÍA

Oración por los enfermos
Palabra de dios todos los dias

Oración por los enfermos

En la Basílica de Santa María de Trastevere de Roma se reza por los enfermos. Leer más

Libretto DEL GIORNO
Oración por los enfermos
Lunes 3 de agosto

En la Basílica de Santa María de Trastevere de Roma se reza por los enfermos.


Lectura de la Palabra de Dios

Aleluya, aleluya, aleluya.

Este es el Evangelio de los pobres,
la liberación de los prisioneros,
la vista de los ciegos,
la libertad de los oprimidos.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Jeremías 28,1-17

Aconteció en aquel mismo año - al principio del reinado de Sedecías, rey de Judá, en el año cuarto, en el mes quinto - que se dirigió a mí el profeta Jananías, hijo de Azzur, que era de Gabaón, en la Casa de Yahveh, a vista de los sacerdotes y de todo el pueblo diciendo: Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He quebrado el yugo del rey de Babilonia. Dentro de dos años completos yo hago devolver a este lugar todos los objetos de la Casa de Yahveh que el rey de Babilonia, Nabucodonosor, tomó de este lugar y llevó a Babilonia; y a Jeconías, hijo de Yoyaquim, rey de Judá, y a todos los deportados de Judá que han ido a Babilonia, yo les hago volver a este lugar - oráculo de Yahveh - en cuanto rompa el yugo del rey de Babilonia." Dijo el profeta Jeremías al profeta Jananías, a vista de los sacerdotes y de todo el pueblo, que estaban parados en la Casa de Yahveh; dijo, pues, el profeta Jeremías: "¡Amen! Así haga Yahveh. Confirme Yahveh las palabras que has profetizado, devolviendo de Babilonia a este lugar los objetos de la Casa de Yahveh, y a todos los deportados. Pero, oye ahora esta palabra que pronunció a oídos tuyos y de todo el pueblo: Profetas hubo antes de mí y de ti desde siempre, que profetizaron a muchos países y a grandes reinos la guerra, el mal y la peste. Si un profeta profetiza la paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, se reconocerá que le había enviado Yahveh de verdad." Entonces tomó el profeta Jananías el yugo de sobre la cerviz del profeta Jeremías y lo rompió; y habló Jananías delante de todo el pueblo: "Así dice Yahveh: Así romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, dentro de dos años completos, de sobre la cerviz de todas las naciones." Y se fue el profeta Jeremías por su camino. Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremías en estos términos, después que el profeta Jananías hubo roto el yugo de sobre la cerviz del profeta Jeremías: Ve y dices a Jananías: Así dice Yahveh: Yugo de palo has roto, pero tú lo reemplazarás por yugo de hierro. Porque así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Yugo de hierro he puesto sobre la cerviz de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le servirán (y también los animales del campo le he dado...)." Dijo también el profeta Jeremías al profeta Jananías: "Oye, Jananías: No te envió Yahveh, y tú has hecho confiar a este pueblo en cosa falsa. Por eso, así dice Yahveh: He aquí que yo te arrojo de sobre la haz del suelo. Este año morirás (porque rebelión has predicado contra Yahveh)." Y murió el profeta Jananías aquel mismo año, en el mes séptimo.

 

Aleluya, aleluya, aleluya.

El Hijo del hombre,
ha venido a servir,
quien quiera ser grande
se haga siervo de todos.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Ananías, miembro de la familia de los profetas del templo, se enfrenta a Jeremías. Él, a diferencia de Jeremías que parece ser el profeta de desventuras y de desastres, quiere presentarse como el profeta de tiempos mejores, de situaciones agradables, de perspectivas optimistas. Por eso Ananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías. El texto añade: "Y se fue el profeta Jeremías por su camino". Jeremías recorre el camino del Señor, aunque borra las pocas esperanzas que quedaban. Jeremías anuncia la deportación de Judá porque ese es el designio de Dios. Ananías, imagen del falso profeta que sigue sus propios cálculos, queriendo complacer al rey y al pueblo, promete la victoria sobre el rey de Babilonia. Es una predicación de prosperidad que intenta ganarse el consenso de la gente, mientras que Jeremías es blanco de las críticas hasta el punto de que algunos querían que muriera. Pero la historia demostrará lo contrario. Ninguna historia, ni la colectiva ni la personal, pertenece a "adivinos, soñadores o augures" (Jr 27,9). Es necesario soñar la paz, proponerla como el futuro para todos, pero para que sea una realidad hace falta el trabajo concreto y continuo de aquellos que la buscan de verdad y que gastan su vida para materializarla. La paz necesita constructores de paz, no palabras vacías y a menudo avaras. Jeremías le contesta a Ananías diciendo: "Si un profeta profetiza la paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, se reconocerá que le había enviado el Señor de verdad". Y la palabra del profeta se hará realidad cuando sea fruto de la bendición del Señor, de una oración perseverante y penetrante en la que mucha gente invoque el don de la paz, necesario y esperado sobre todo por los pobres. Ananías predicó la "rebelión contra el Señor" (v. 16), y no la paz. Por el contrario, quien sigue a Jeremías por el camino de escuchar y de convertir el corazón se coloca en el camino de la paz y de la salvación.

PALABRA DE DIOS TODOS LOS DÍAS: EL CALENDARIO

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.