LA PREGÀRIA CADA DIA

Oración por la Paz
Paraula de déu cada dia

Oración por la Paz

En la Basílica de Santa María de Trastevere se reza por la paz. Llegir més

Libretto DEL GIORNO
Oración por la Paz
Lunes 20 de junio

En la Basílica de Santa María de Trastevere se reza por la paz.


Lectura de la Palabra de Dios

Aleluya, aleluya, aleluya.

Este es el Evangelio de los pobres,
la liberación de los prisioneros,
la vista de los ciegos,
la libertad de los oprimidos.

Aleluya, aleluya, aleluya.

2Reyes 17,5-8.13-15.18

El rey de Asiria subió por toda la tierra, llegó a Samaría y la asedió durante tres años. El año noveno de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaría y deportó a los israelitas a Asiria; los estableció en Jalaj, en el Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos. Esto sucedió porque los israelitas habían pecado contra Yahveh su Dios, que los había hecho subir de la tierra de Egipto, de bajo la mano de Faraón, rey de Egipto, y habían reverenciado a otros dioses, siguiendo las costumbres de las naciones que Yahveh había arrojado delante de ellos. Yahveh advertía a Israel y Judá por boca de todos los profetas y de todos los videntes diciendo: "Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y mis preceptos conforme a la Ley que ordené a vuestros padres y que les envié por mano de mis siervos los profetas." Pero ellos no escucharon y endurecieron sus cervices como la cerviz de sus padres, que no creyeron en Yahveh su Dios. Despreciaron sus decretos y la alianza que hizo con sus padres y las advertencias que les hizo, caminando en pos de vanidades, haciéndose ellos mismos vanidad, en pos de las naciones que les rodeaban, acerca de las que Yahveh les había ordenado: "No haréis como ellas." Yahveh se airó en gran manera contra Israel y los apartó de su rostro, quedando solamente la tribu de Judá.

 

Aleluya, aleluya, aleluya.

El Hijo del hombre,
ha venido a servir,
quien quiera ser grande
se haga siervo de todos.

Aleluya, aleluya, aleluya.

El capítulo 17 del Segundo libro de los Reyes es una especie de homilía que narra el fin del reino del norte. No ocurre repentinamente, porque la historia de infidelidades del pasado sigue pesando en el presente. Existe, en efecto, una solidaridad en el mal -y también en el bien- que va más allá de las personas que lo cometen. Estamos unidos unos a otros, en el bien y en el mal. Cada uno está unido al otro, cada generación está unida a la siguiente. Teniendo presente esta vida relacionada, podemos comprender por qué la idolatría del pasado provocó la caída del reino del norte: el pueblo había seguido obrando mal, como la generación anterior, porque había rechazado la alianza con el Señor y había imitado las costumbres de los pueblos vecinos. El Señor intervino con dureza y "los apartó de delante de su rostro". La homilía que encontramos en esta página era sobre todo para la tribu de Judá, para que no infravalorase la lección que era la caída de Israel. La lección que se puede extraer es una constante a lo largo de la Biblia: no es que Dios condene a su pueblo por venganza sino que es el mismo pueblo el que, con su conducta idólatra, se aleja de Dios y cae preso de la terrible trama de destrucción que urde el príncipe del mal. El único baluarte del pueblo de Dios, su única defensa es Dios mismo, como no deja de cantar el salmista: "Solo en Dios encuentro descanso, de él viene mi salvación; solo él mi roca, mi salvación, mi baluarte, no vacilaré" (Sal 62,2-3).

PARAULA DE DÉU CADA DIA: EL CALENDARI

La pregària és el cor de la vida de la Comunitat de Sant’Egidio, la seva primera "obra". Al final del dia, totes les Comunitats, tant si són grans com si són petites, es reuneixen al voltant del Senyor per escoltar la seva Paraula i dirigir-s'hi en la seva invocació. Els deixebles només poden estar als peus de Jesús, com Maria de Betània, per triar la "millor part" (Lc 10,42) i aprendre'n els seus mateixos sentiments (cfr. Flp 2,5).

Sempre que la Comunitat torna al Senyor, fa seva la súplica del deixeble anònim: "Senyor, ensenya'ns a pregar" (Lc 11,1). I Jesús, mestre de pregària, respon: "Quan pregueu, digueu: Abbà, Pare".

Quan preguem, encara que ho fem dins del cor, mai no estem aïllats ni som orfes, perquè en tot moment som membres de la família del Senyor. En la pregària comuna es veu clarament, a més del misteri de la filiació, el de la fraternitat.

Les Comunitats de Sant'Egidio que hi ha al món es reuneixen als diferents llocs que destinen a la pregària i presenten al Senyor les esperances i els dolors dels homes i les dones "malmenats i abatuts" de què parla l'Evangeli (Mt 9,36). En aquella gent d'aleshores s'inclouen els habitants de les ciutats contemporànies, els pobres que són marginats de la vida, tots aquells que esperen que algú els contracti (cfr. Mt 20).

La pregària comuna recull el crit, l'aspiració, el desig de pau, de guarició, de sentit de la vida i de salvació que hi ha en els homes i les dones d'aquest món. La pregària mai no és buida. Puja incessantment al Senyor perquè el plor es transformi en joia, la desesperació en felicitat, l'angoixa en esperança i la solitud en comunió. I perquè el Regne de Déu arribi aviat als homes.