Vacaciones solidarias para un grupo de jóvenes de las comunidades de Sant’Egidio de Génova y Pavía que, en agosto, han vuelto con los niños y jóvenes de los pueblos de Barbulloje, Shkemb I Kuqe y Malecaj, pueblos rurales del norte de Albania, donde pasarán una semana de solidaridad y educación en la paz.
Los signos de un creciente desarrollo económico son evidentes también en esta zona del país, tradicionalmente una de las más pobres. Pero la riqueza se está concentrando sobre todo en las ciudades, mientras que en los pueblos de zonas rurales muchos todavía tienen dificultades por encontrar trabajo y los servicios esenciales (agua, sanidad, calles esfaltadas) presentan todavía graves carencias.
Durante una semana las actividades de las Escuelas de la Paz han versado sobre el tema “La gramática de la paz”, mientras que algunos jóvenes y adultos han participado en un curso de lengua y cultura italiana.
Se habló mucho de violencia, de la que está cerca –que muchos jóvenes todavía viven hoy en Albania– y de la que está lejos, en el espacio y en el tiempo. Un anciano de Shkemb I Kuqe explicó a los niños la violencia y la falta de libertad durante el régimen comunista de Enver Hoxha, y en otra ocasión se recordó a través de fotos y testimonios la guerra en Kosovo de 1999, cuando el pueblo albanés dio prueba de gran generosidad acogiendo a los refugiados.
Tres grandes fiestas con música, juegos y comida para todos cerraron la semana: mientras los jóvenes se ocuparon de la organización, algunas mujeres y jóvenes se ocuparon de la cocina, con un menú a base de pizza y byrek, una especialidad albanesa muy apreciada por todos.
En Barbulloje, frente a más de trescientas personas convocadas para la fiesta, los niños y los jóvenes quisieron expresar su sueño para us país y para su pueblo: “Querríamos que se convirtiera en un lugar donde sea posible convivir y en el que las personas con problemas no sean despreciadas, sino ayudadas. Y queremos empezar a hacerlo nosotros en primer lugar”.
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También en agosto, en la cárcel de Shenkoll, una de las más grandes de Albania, una delegación de la Comunidad de Sant’Egidio acompañada por misioneros rogacionistas animó dos fiestas con cantos, música, juegos, pasteles y regalos para todos.
En aquella cárcel están detenidos casi setecientos hombres y un pequeño grupo de menores mientras esperan el juicio: unos ciento veinte participaron en las fiestas con un gran deseo de encontrarse, hablar y pasar un rato alegre juntos.
A pesar de que las condiciones de la vida penitenciaria hayan mejorado, hay un gran sufrimiento a causa de la soledad y las comunicaciones con el exterior son escasas. Por eso la amistad fiel de los amigos de la Comunidad, que tras algunas fiestas organizadas las pasadas Navidades han vuelto a la cárcel de Shenkoll, sorprendió y confortó a los detenidos. |